El gallo viejo, arrastrando sus espolones retorcidos y con alguna que otra calva en su plumaje, se le acercó y le dijo así:
- Bienvenido, me alegro de conocerte compañero. Supongo que siendo como eres, joven y fuerte, tendrás intención de hacerte el amo del gallinero ¿no?
- Naturalmente abuelo - Contestó el gallo joven - ¿Algún problema?
- No claro - dijo el gallo viejo - sólo que entre compañeros, y delante de las damas te ruego que no me dejes mal, y me des una salida airosa.
- ¿Qué propones? - Preguntó el jovencito.
-Pues mira. Yo ya no estoy en disposición de pelear, por lo que te sugiero una carrera de tres vueltas alrededor del gallinero.
- Bienvenido, me alegro de conocerte compañero. Supongo que siendo como eres, joven y fuerte, tendrás intención de hacerte el amo del gallinero ¿no?
- Naturalmente abuelo - Contestó el gallo joven - ¿Algún problema?
- No claro - dijo el gallo viejo - sólo que entre compañeros, y delante de las damas te ruego que no me dejes mal, y me des una salida airosa.
- ¿Qué propones? - Preguntó el jovencito.
-Pues mira. Yo ya no estoy en disposición de pelear, por lo que te sugiero una carrera de tres vueltas alrededor del gallinero.
- Eso está hecho - dijo el joven muy contento de liquidar el asunto de una forma tan fácil.
- Pero para ser justos, y dado que el reuma no me deja correr muy bien, te rogaría que me dieras media vuelta de ventaja.
- No hay ningún problema - dijo el gallo joven muy seguro de sus posibilidades.
De este modo empezó la carrera, y antes de que el gallo viejo hubiera completado la segunda vuelta, ya tenía al gallo joven pisándole los espolones, cuando de repente se oye un tremendo estampido, y el gallo jovencito quedó en el suelo entre un charco de sangre y una nube de plumas.
- Pero para ser justos, y dado que el reuma no me deja correr muy bien, te rogaría que me dieras media vuelta de ventaja.
- No hay ningún problema - dijo el gallo joven muy seguro de sus posibilidades.
De este modo empezó la carrera, y antes de que el gallo viejo hubiera completado la segunda vuelta, ya tenía al gallo joven pisándole los espolones, cuando de repente se oye un tremendo estampido, y el gallo jovencito quedó en el suelo entre un charco de sangre y una nube de plumas.