Estratégicamente situado, el Castell de
Sant Nicolau, es la primera imagen que impacta al visitante, cuando llega a
Ciutadella por mar. Su situación, en la misma bocana del puerto, confiere un
carácter espectacular a este castillo, catalogado como torre de defensa. Su
construcción data del siglo XVI, cuando nuestras islas, y en este caso Menorca,
vivía uno de los momentos más trágicos de su historia. Las continuas
incursiones piratas, tenían aterrorizada a una población, que vio como diversos
ataques turcos, como los de Maó (1535) y Ciutadella (1558), llevan a sus
respectivas ciudades casi a una destrucción total. Ciudades que a punto
estuvieron de ser abandonadas. Ante el peligro de despoblación, Felipe II
ordenó la construcción de fortificaciones defensivas. Entre ellas, el Fuerte de
Sant Felip en Maó y el Castell de Sant Nicolau. Construido en forma octogonal y
con piedra de marés. En su construcción original la torre contaba con una
batería de 6 a 8 cañones, situados en la terraza, zona de vigilancia y ataque.
Hoy día, los cañones se encuentran en la entrada del castillo. Una escalera de
caracol comunica la terraza con una torrecilla utilizada como observatorio. En
el interior del castillo, en forma de bóveda, sostenida por una columna
octogonal en el centro, y dispuesta así para soportar el peso de los cañones.
Aquí es donde se guardaban lo víveres y el armamento, y así mismo servía como
refugio para los soldados. El perímetro del castillo está protegido por un
foso, y en su fachada resalta la belleza de sus esculturas barrocas.
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